Por: Juan Carlos Calderón Pasco
Corría el año 1987, tenía siete años, estaba próximo a cumplir los ocho y a punto de ingresar al tercer grado de primaria (grado que por una circunstancia de la vida no pude terminar en 1987). Recuerdo que vivía con mi familia en lo que hoy se conoce como el centro poblado Augusto B. Leguía, en una casa arrendada ubicada exactamente en frente del colegio Wilma Sotillo de Bacigalupo, por donde pasaban y siguen pasando las máquinas destartaladas de la ruta “7”.
Fue en ese pequeño rincón del planeta, un lugar desolado en ese entonces, donde comencé a escuchar una canción que fue parte de la inspiración de mi vida. Una canción que fue el motor para la persecución de un sueño.
“Santiago querido, Santiago añorado, en ti yo he soñado, tú a mi me has dado, todo lo más puro de mi corazón…”. Quizá muchos de mis contemporáneos y otros de generaciones anteriores o posteriores a la mía, identifiquen esta composición del cantante argentino Leo Dan y quizá se pregunten cómo pudo ésta motivarme a perseguir un sueño.
Entre el transcurrir de la vida, jugando a las canicas o al trompo con guaraca, me gustaba ser observador de bellezas. Solía pasar largos momentos en la sala de la casa donde vivía para mirar unos hermosos cuadros. Unas fotografías para ser más preciso, que de manera involuntaria a generar alguna satisfacción personal dentro de mí, María Esther (mi querida madre), colocó en ese lugar.
Estas imágenes que no eran más que fotos de algunas ciudades y parajes del mundo, me daban paz, sosegaban mi alma y de alguna forma me transportaban a otro lugar, sintiéndome partícipe del escenario como si estuviera dentro de éste. Por cierto, el colorido de las fotografías, contrastaban enormemente con las zonas descampadas y cuasi desérticas que dominaban el sector de Leguía.
Escuchando “Santiago querido” y mirando al “unísono” las imágenes de Santiago de Chile, el puerto de Valparaíso y el reloj de flores de Viña del Mar, me quedaba profundamente atrapado en algo que sólo la imaginación puede describir. Era una mezcla artística, musical, un espacio natural que a pesar de ser un niño, me inspiraba muchas ganas de vivir, de soñar y fantasear hasta donde mi propia imaginación me lo permitía.
A partir de allí nació mi primera ilusión. Me dije a mí mismo y posteriormente escribí en mi diario, que “Cuando sea grande quiero conocer Santiago de Chile”, inspirado obviamente en la canción "Santiago Querido" y a las exposiciones pictóricas a las que voluntariamente me sometía.
Escribí también que Santiago de Chile tendría que ser la primera capital extranjera en visitar y si llegara a ser así, se me abrirían las puertas de otras ciudades del mundo. Pasaron dieciséis años para que este sueño infantil se hiciera realidad con mi primer viaje a Santiago de Chile en noviembre del año 2003. Pocos meses después me fui a vivir por más de un año a la ciudad de Santa Cruz (Bolivia) por un programa de intercambio estudiantil en el que participé estando en la universidad.
Aunque todavía me falta conocer el mundo entero, cumplí esa ilusión que de niño tenía que era conocer primero la ciudad de Santiago de Chile, pese a que la canción “Santiago querido” se refiera a la ciudad natal de Leo dan “Santiago del Estero” y no a la capital chilena (Ya de adolescente me enteré de esta situación).
Pero no todo quedó allí. También me propuse conocer al protagonista de esta y otras composiciones que en muchas oportunidades he cantado y con las que muchas veces he llorado. Quién no ha escuchado siquiera esta canción que suena y resuena en el mes de mayo llamada “A la sombra de mi madre” o aquella “Pídeme la luna”, “Esa Pared”, “Siempre estoy pensando en ella”, o todas esas que llevan el nombre de una mujer como “Celia”, “Normita”, “Estelita”, “Raquelita” "Juana", "Dulce Cristina", “Mary Isabel” o la clásica “Mary es mi amor”.
Siendo adolescente escribí también que tenía que conocer a este intérprete para cerrar el círculo de aquel sueño que siendo niño me propuse realizar. Pasaron veintidós años para que hoy viernes 30 de octubre del año 2009 se cerrara este círculo y conociera en persona a aquel artista que con una canción motivó a realizar el viaje de mis sueños. Y como lo diría el propio Leo dan con el tema “Quién no tiene una ilusión”… me pregunto también “Quién no tiene una ilusión en esta corta vida”.
Yo la tuve cuando niño, la idealicé, la perseguí y la alcancé, y estoy seguro ahora de que por más lejanos que parezcan nuestros sueños, si alguien se propone alcanzarlos, puede hacerlo. No cuesta nada soñar. Es totalmente gratis.
Aprendí que el ideal está en ti y está en mí, pero el obstáculo para su cumplimiento también está en ti y también está en mí.
Entonces, sigamos soñando, sigamos buscando, sigamos logrando porque al final de todo cada uno lleva dentro de sí mismo, una ilusión.
Muy buena entrada, con todas las fuerzas de mi alma de niña deseaba tanto viajar justamente a santiago de chile, ahora recientemente cumpliré esa ilusión "casi" realidad,... muchas gracias por esta preciosa entrada
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