En la antigua Asia una mujer buscó a un sabio para que le hiciera una pócima para reconquistar a su marido. Éste había regresado a la guerra después de meses y no quería saber nada con ella. El sabio le pidió que consiguiera un pelo de tigre salvaje.
La mujer le pidió la pócima, pero el sabio le respondió sonriendo: “Mujer, ya no necesitas pócima. Si has logrado conquistar con amor y paciencia a un tigre feroz, igualmente podrás reconquistar a tu marido”.
Hoy en día la paciencia es una cualidad olvidada. Los cambios y la tecnología nos acostumbran a esperar resultados inmediatos. Los juegos electrónicos nos condicionan a responder en forma inmediata. El control remoto del televisor y la variedad de canales nos dan la posibilidad de escoger y cambiar rápidamente. Internet nos da acceso inmediato a la información que queremos. La competencia y la globalización hace que el servicio en cualquier negocio mejore, acostumbrándonos a esperar resultados inmediatos.
Pero todo nos inmediato en la vida, hay actividades que requieren mucha paciencia. En el campo por más que quieras resultados, tienes que esperar pacientemente que llegue el momento de cosechar.
En las organizaciones necesitamos paciencia para entender las demoras naturales de los sistemas empresariales. Peter Senge menciona un ejemplo en “La Quinta Disciplina”. En las tuberías antiguas cuando uno abre la llave de agua caliente, el agua sale fría por un tiempo y luego calienta. Si uno se quiere bañar debe tener paciencia para esperar que caliente. De lo contrario, abrimos tanto la llave que cuando sale nos quemamos. En la teoría de sistemas esto se denomina “demoras”.
En el mundo empresarial empresarial existen muchas “demoras”. Cuando empezamos un proceso de cambio reestructuración; cuando contratamos nuevo personal; cuando implementamos un proceso de calidad o estrategias competitivas. Los beneficios toman tiempo en materializarse. Hay que tener paciencia para esperar las “demoras” en los resultados de lo contrario nos podemos quemar como en el agua caliente.
Tengamos paciencia con los siglos naturales de la vida y el trabajo, perseveremos fertilizando y regando para que cuando llegue el tiempo, el resultado nos sorprenda.
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