Por: Juan Carlos Calderón Pasco
En algunas ocasiones el trajín diario
y los quehaceres cotidianos distraen todas nuestras energías y no
permiten concentrarnos en aquello que realmente nos gusta.
Es sabido que todas las personas llevan
consigo habilidades y talentos que por la excusa de la falta de
tiempo, o consumidas por la rutina, no logran desarrollar a plenitud.
Es cierto, cada ser humano tiene un
talento que ofrecer; sin embargo, el trabajo, las obligaciones
económicas y la necesidad de supervivencia nos apartan de la
posibilidad de hacer lo que realmente amamos. Muchos incluso no saben
que han sido dotados por la Providencia con un talento especial, y
pueden transcurrir años sin darse cuenta de las grandes habilidades
que siempre han llevado consigo.
Y es que para cosechar primero hay que
sembrar, pues desarrollar un talento requiere sobre todo paciencia,
perseverancia y disciplina. También se requiere pasión, pues nadie
hace las cosas con gusto y con agrado si simplemente no tiene la
predisposición de hacerlas.
Cultivar un talento también demanda
práctica y dedicación, ya que como se dice en el entorno musical,
la práctica hace al maestro.
Es a través de esa dedicación que en la música, por ejemplo, se busca el perfeccionamiento y el virtuosismo en la interpretación de complejas piezas.
Es a través de esa dedicación que en la música, por ejemplo, se busca el perfeccionamiento y el virtuosismo en la interpretación de complejas piezas.
Saquemos el artista que llevamos
dentro, desarrollemos nuestras capacidades al máximo para sentirnos
satisfechos con nosotros mismos. Para ello hay que romper el yugo de
la rutina y de las cosas cotidianas, que también tienen valor pero a
veces frustran nuestras grandes aspiraciones personales.
Se dice con mucha certeza que las cosas
materiales no siempre representan la felicidad. Es por ello que
siempre hay que buscar un punto de equilibrio en nuestra vida.
Exploremos y descubramos nuestros
talentos, dediquemos el tiempo necesario para poder conocer nuestras
capacidades y sacarles el máximo provecho. No dejemos pasar la
oportunidad de conocer quiénes somos realmente y qué cosas podemos
ofrecer. Te maravillarás al saber que puedes dar más de lo que
realmente crees.
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