sábado, 24 de diciembre de 2011

La niña que mató a Papá Noel

Por: Juan Carlos Calderón Pasco
A muchos de nosotros, durante nuestra niñez, se nos contó acerca de un viejito bonachón con traje rojo y barba blanca que traía regalos por Navidad, y que ingresaba a las casas a través de la chimenea. Nuestros padres nos solían decir, que si nos comportábamos bien y que si hacíamos todas nuestras tareas, este legendario personaje llamado Papá Noel, nos traería un hermoso regalo, aquel que siempre soñamos o aquel que habíamos visto por la televisión.



Aun cuando casi siempre encontrábamos nuestro regalo bajo un árbol navideño, conforme pasaban los años, el apego por este personaje también llamado Santa Claus, San Nicolás o Viejo Pascuero, iba decayendo en virtud de que nunca lo pudimos conocer o al menos, ver viajando en su trineo, tal como nos habían contado. Ya de grandes supimos la verdad sobre el gordito de barba blanca.

Pero esta es la historia de una niña de seis años, que pese a su corta edad se sentía decepcionada de Papá Noel porque nunca le había traído un regalo en Navidad. Esta pequeña llamada Thalía, pensaba que Santa Claus siempre se acordaba de todos los niños menos de ella. Por eso antes de que llegara otra Navidad y para no sentirse nuevamente triste y decepcionada, decidió matar a Papá Noel.

La decisión fue dura de tomar. La párvula tuvo que cavilar demasiado. Muchas veces pensó que Papá Noel tal vez se acordaría de ella en las siguientes navidades. “Y si pasan varias navidades y Papá Noel no se acuerda de mí, ¿qué pasará conmigo?”, se preguntó muy acongojada la pequeña Thalía, tras admitir que dentro de unos cuantos años más ella dejaría de ser una niña, por lo que ya no tendría sentido que Papá Noel le traiga un obsequio.

Es así que para acabar con su sufrimiento, eliminó de su mente a Papá Noel. Decidió borrarlo. Dejó de existir. Con esto, ella ya no tendría que esperar por un regalo en esta Navidad. Ahora se sentía libre y tranquila, y mucho más al saber que el principal protagonista de la Navidad, no es Papá Noel, sino el Niño Jesús.

Conociendo esto, la niña centró su atención en Jesús el Hijo de Dios, y no para recibir un regalo, sino con la inocente convicción de que con su nacimiento, el mundo tendría paz, esperanza y amor.

Por eso en esta Navidad, centremos nuestra esperanza en Jesús. No digo con esto que matemos a Papá Noel. Aun siendo grandes pienso que todo llevamos un niño dentro de nosotros y para muchos este gordito bonachón acaparó en la infancia todas nuestras expectativas.

Sólo sigamos soñando, sigamos, creyendo, sigamos teniendo fe. El Niño Jesús vino al mundo para salvarnos, para darnos paz y tender un puente entre el hombre y Dios. No olvidemos al principal protagonista, es él quien tiene que nacer en nuestros corazones.

¡Feliz Navidad a todos! Y que abunde la dicha y armonía en vuestros hogares.

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