Por: Juan Carlos Calderón Pasco
Leí un simpático librito, "Abrázame", escrito por Kathleen Keating. El libro trata sobre los abrazos, o la abrazoterapia.
Habla del efecto terapéutico que tienen los abrazos. Nos recuerda que un abrazo es agradable, ahuyenta le soledad, aquieta los miedos, abre la puerta, a los sentimientos, demora el envejecimiento (los abrazantes se mantienen jóvenes por más tiempo) ayudar a dominar el apetito (Comemos menos cuando nos alimentamos con abrazos… y cuando tenemos los brazos ocupados en estrechar a los demás).
El abrazo alivia las tensiones, combate el insomnio, mantiene en buen estado los músculos de brazos y hombros, es un ejercicio de estiramiento para los de poca estatura y es un ejercicio de flexión para los altos. Es muy democrático, cualquiera, es candidato a un abrazo.
Hace más felices los días felices y hace soportables los días insoportables. También dice que el abrazo terapéutico es un proceso de curación mutua. (En realidad, abrazante y abrazado desempeñan papeles intercambiables).
Como abrazoterapéutas, estamos propensos a soltar el riño que llevamos dentro, necesitados de amor, seguridad, apoyo, cariño y juegos, de igual forma las personas que nos rodea nos ofrecen las mismas necesidades.
Los abrazos no deberían quedar sólo para ciertas ocasiones, como las reuniones familiares, los cumpleaños o el festejo de un. gol.
La autora, sugiere organizar el Instituto de Abrazoterapia. Sería fácil asociarse a él, bastaría solamente creer en el poder del abrazo. Hagámonos socios de este instituto ¿Qué les parece?
No hay comentarios:
Publicar un comentario