y tus alitas quieres descansar,
no olvides que aquí te espero
pues mi corazón te quiero dar.
Tú sabes que yo te he amado
entre lágrimas, risas y pesar,
en mi vida siempre he añorado
que tu corazón me puedas dar.
¡Descansa collareja, acurrúcate!
Reposa tu vuelo, baja del cielo;
en mis cálidos brazos, ¡abrígate!
¡Imagina que soy nido, arrebújate!
En mi cobijo con paredes y velos;
dormita sigilosamente, ¡refúgiate!