domingo, 27 de noviembre de 2011

El poder terapéutico de los abrazos

Por: Juan Carlos Calderón Pasco

Leí un interesante librito, “Abrázame”, escrito por Katheleen Keating. El libro trata sobre los abrazos, o la “abrazoterapia”. Habla del efecto terapéutico que tienen los abrazos. Nos señala que un abrazo es agradable, ahuyenta la soledad, aquieta los miedos, abre la puerta a los sentimientos, demora el envejecimiento (los abrazantes se mantienen jóvenes por más tiempo), ayuda a dominar el apetito (Comemos menos cuando nos alimentamos con abrazos).


“Abrazar es un instinto, una respuesta natural a los sentimientos de afecto, compasión, necesidad y alegría. El abrazo es una forma muy especial de tocar, que hace que uno se acepte mejor a sí mismo y se sienta mejor aceptado por los demás. En su forma más elevada abrazar es también un arte.”

El abrazo alivia las tensiones, combate el insomnio, mantienen en buen estado los músculos de brazos y hombros, es un ejercicio de estiramiento para los de poca estatura, y un ejercicio de flexión para los altos. Es muy democrático, cualquiera es candidato a un abrazo. Hace más felices los días felices y hace soportables los días insoportables. También menciona que el abrazo terapéutico es un proceso de curación mutua. (En realidad, abrazante y abrazado desempeñan papeles intercambiables de afecto y estima).

“Como abrazoterapeutas, estamos propensos a soltar el niño que llevamos dentro, necesitados de amor, seguridad, apoyo, cariño y juegos, de igual forma las personas que nos rodean nos ofrecen las mismas necesidades”. Keating añade “Los abrazos no deberían quedar sólo para ciertas ocasiones, como las reuniones familiares, los cumpleaños o el festejo de un gol”.

Por este efecto benéfico y saludable de los abrazos, la autora sugiere organizar el Instituto de la Abrazoterapia. “Sería fácil asociarse, sólo bastaría creer en el verdadero poder del abrazo”.